sábado, 2 de agosto de 2014

ES UN ESCÁNDALO, ESCÁNDALO.



Cómo estaremos de hartos que no me ha hecho ni cosquillas lo de la mafia Pujol. Un escándalo más que añadir a la interminable y obscena lista de tropelías de nuestra intocable clase dirigente. Aquí nuestros próceres, desde la sala del trono a la bancada de mi ayuntamiento, no nos han privado de nada del panorama de la rapiña a plena luz del día, arropados en la mayor de las impunidades y de las desvergüenzas, consentidas y aplaudidas por unos votantes que más que de ciudadanos responsables ejercemos ante la corrupción como estúpidos aficionados de club, disculpando a los nuestros y clamando contra los contrarios.

En el timón del yate de lujo de nuestra democracia colocamos a un campechano playboy despendolado que a la vejez viruelas y los siento no volverá a ocurrir. No era impredecible que a partir de ahí el personal de a bordo se dedicará a la juerga marinera y el despelote total. Por allí corría una princesita de ojos marrones tras un gangster de músculos robustos y sonrisa profidén. Roldán, no el del cantar sino el calvo, esquivaba en calzoncillos, tras cien años de honradez, a los huerfanitos de la Guardia Civil. Barrionuevo y Vera, emulando a los agentes de la T.I.A., se escondían con sus pistolas de juguete tras las plácidas hamacas, esperando sorprender al señor X, arrobado en contemplar Flick o Flock, Filesas o Rumasas. Un señor bajito, con bigotes y acento californiano aflautado sacudía a popa con cierto disimulo la alfombra de Gescartera para tenerla limpita en la foto de las Azores. Por la aleta de estribor  se escurrían tres formales caballeros del departamento de sobres jugando al que reparte, reparte se queda con la mejor parte, en diferido y en Suiza. Por allá un galán de la Albufera  cambia de traje sin pudor, delante de todo el mundo: que hay que estar guapo, que va a venir el Papa y algo sacaremos de  la televisión. Alguno hace gorgoritos de tenor del Palau en el water del camarote… y mientras los paparazzi y sus  amigos de las teles les sonríen las gracias y les piden esas poses vips que también quedan en Coraçón –Coraçón.

Por lo demás, a la aguerrida y sindical tripulación no le podemos pedir que ponga orden en este crucero de la desfachatez, suficiente  tiene con capear ella las malditas e imprevisibles marejadas de Eres y Alayas.

No es extraño, pues, que a nuestro serenísimo presidente de gobierno, al ser preguntado en la floreada rueda de prensa de ayer sobre esto de la corrupción, le diera el tic del ojo derecho y contestara pues eso, que tarariii, tarariii  y que el guapo de la competencia nos prometa la cándida transparencia, cuando lo que estamos exigiendo, porque “podemos” y estamos hasta los metatarsos, es honradez, integridad, justicia y restitución total del dinero saqueado y chuleado.




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