miércoles, 19 de febrero de 2014

HABLAMOS DE SERES HUMANOS



Pues está visto que ante las ideologías y los intereses políticos no cabe ni la más mínima concesión a la piedad y la compasión humana. Ya pueden morir 15 jóvenes en las playa de Tarajal o miles en las ciudades de Siria, con un “cuanto lo siento” y “qué vamos a hacerlo” cuestión resuelta. 

Y lo tremendo es que la cosa no queda aquí. Cuando ya nos metemos a defender lo injustificable, llegamos a extremos nauseabundos de cinismo y crueldad. Son tan estúpidas y contradictorias las explicaciones, tan claras y gastadas las mentiras, tan excesivas las loas a los autores de estas tragedias para guardar las espaldas de los verdaderos responsables, que uno, viendo como aquí cuela todo, llega a pensar si es que con estallido de la burbuja del ladrillo también se ha esfumado la poca decencia y la moralidad que se le suponía a esta sociedad, tan católica y humanista ella. 

Al decir el Papa Francisco sin tapujos que este tipo de inhumanidades son un “Vergüenza”, no esperaba que todos los días le fueran a enmendar la plana en la tele de sus obispos españoles con comentarios y encuestas que criminalizan a seres desgraciados que tienen la osadía de pretender sobrevivir. 

Dejémonos de monsergas aquí han muertos personas, seres humanos, vidas llenas de vida, miradas repletas de horizontes, manos vacías en busca de esperanza, pies descalzos que perseguían el sueño de una tierra nueva, y nosotros, asumiendo la parte de complicidad que nos toca por acción y omisión, no podemos hacer otra cosa que pedir, que exigir que termine este sinsentido que nos está degradando.