Mucho me temo que voy a poner en
brete mi reputación, pero no me queda
otra que confesar que acabo de leer y, lo que es peor, que me ha gustado
bastante la novela de John Green “Bajo
la misma estrella”, una triste y romántica historia sobre los amores de dos
adolescentes con cáncer que arrasa en los cines y las librerías estos días.
Ya empezó bien la cosa cuando
hace unas tardes, al llegarle el ejemplar en la cinta transportadora del
mostrador, la cajera dejó de ser el
robot mecánico de buenos días ¿tiene usted la tarjeta Carrefour?adiós, y me
preguntó, mirándome la cara de señor mayor, si había visto la película. Pues sí,
la contesté, y precisamente por eso me llevo el libro. Quiero ver si son tan
agudas, profundas, duras y divertidas las sorprendentes frases y reflexiones
que sobre la adversidad y la enfermedad
irreparable, el optimismo y la realidad, me fascinaron en la película. Qué bien,
concluyó, pero ten a mano un paquete de pañuelos por si acaso. Y lo hizo con
una sonrisa picarona, mientras la caja registradora vomitaba un sin fin de
papelillos enristrados. Casi me derrito. Era monísima.
Como
os he dicho, se trata de un romance, aunque en el transfondo hay mucho más, entre dos jóvenes que, en circunstancias adversas, se
aferran a la vida y a los sueños, aquellos que a veces se
cumplen y los que en casos como éste no lo hacen. “La vida, repetirá
el libro, no es una máquina de conceder deseos”.
Hazel es una joven de 16 años deprimida, tiene cáncer de pulmón desde
los 14 años. Forzada a asistir a una de las terapias de grupo que tanto
aborrece conoce a Augustus, otro adolescente que acaba de superar la enfermedad
tras haber sacrificado una pierna. Entre diálogos inteligentes y reflexiones inolvidables ambos
inician una pequeña historia de amor, de aquel tipo dulce que hace sonreír ante
su inocencia, pero amarga por el contexto en el que se desenvuelve.
A mi me ha impactado en especial la forma de hacernos ver, sin
estereotipos y ni engañifas, nuestra calamitosa manera de afrontar el trato con estos enfermos
y sus familias y sobre todo el reflejar con dureza pero con infinita ternura y
humor la situación de estos chicos y el dolor inmenso que les causa el pensar
en el daño que van a hacer a los que más quieres y a los que con la muerte dejarán atrás.
Os invito a mis amigos jóvenes y también a los menos jóvenes a disfrutar de este libro y también, si podéis y en el mundo del pirata todo es posible, de la película que le es bastante fiel. Seguro, que con que tengáis un poquito de tendencia a la piedad, vais a pensar, reír y llorar con esta versión actualizada y fantástica de Love story.
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