domingo, 22 de diciembre de 2013

LOS VEO VENIR, DE ÉSTA NO NOS LIBRAMOS.


No sé vosotros, pero yo, desde que el ministro Soria tomó en sus firmes manos el asunto del tarifazo, pues que ando con unos escrúpulos subidos. Y más después de haberme enterado que en eso de la subasta del "manipulo porque me toca" andaban metidos, además de nuestras benéficas empresas energéticas, ¡sorpresa, sorpresa!, ellos los más bellos: los grandes bancos y otras lindos financieros, o sea aquellos arrojados voluntarios que se ofrecieron como víctimas propiciatorias para sufrir en sus carnes y en nuestras comisiones el denostado rescate y librarnos a los españolitos del bochorno de manchar la marca España.

A grandes males grandes remedios, debió pensar el ejecutivo. Si quieres quitarte una jaqueca crónica, pues te arreas un trancazo con el martillo de Thor en toda la uña del dedo gordo del pie y hacer gárgaras el hormigueo en la cabeza. Y en eso estábamos, que nos empezó a doler el bolsillo, la nitro, los radiadores, el secador del pelo y hasta el braserillo de la mesa camilla cuando el señor ministro donde dijo "no habrá ninguna repercusión sobre el precio de la luz en este ejercicio", dijo diego: "el gobierno subirá los peajes de la luz hasta un 2 %".  Y claro no quedaba otra que sacudirnos el golpazo del 11 % como anestesia bruta. Y entonces nuestro paladín canario salió brioso contra los molinos, bueno, en este caso contra las centrales eléctricas,no se  iba a permitir tal dislate. Cosa que subrayó Rajoy tajantemente: "haremos lo posible para impedir la subida de la luz, y Rajoy es hombre de palabra.

Y ahora qué ¿con qué conciencia nos quedamos? Sólo se me ocurre que les supliquemos que, por lo que más quieran, sean un poco comprensivos y nos dejen añadir, al menos, un 6% en esa factura con la que tanto bien están haciendo a los carboneros, a los de las placas y molinillos y, por supuesto, a los pobres millonarios damnificados por el ecologismo antinuclear. Y, puesto a pedir, que también nos completen un apartado más para subvencionar la energía de esa lucecita del final del túnel que tan embelesado tiene al señor Montoro.







miércoles, 11 de diciembre de 2013

NO ES PAÍS PARA VIEJOS


Vaya por Dios otra ocurrencia de la directora general de tráfico, la señora Seguí (genial apellido para la jefa de los polis de las multas). Después de lo del millón de cartas, que ya es gana de tirar dinero, invitando a dar de baja los coches viejos y animarse a comprar uno nuevo. No acabo de ver yo que, en medio de esta abundancia en la que nadamos, el personal va a salir corriendo a los concesionarios. Desde luego mi padre que murió hace veinte años y que ha sido uno de los afortunados destinatarios, no va a poder dar satisfacción ni respuesta a tan entusiasta misiva y yo no tengo ninguna apetencia de andar buscando el 127 que destartalado abandonó esta casa allá por los 80.  

Pues ahora, la inquieta señora, nos sale con que para renovar el carnet se esta estudiando el someter a un examen teórico a los conductores veteranos, causantes de la mayoría de los accidentes en nuestras carreteras. A lo visto se puede transigir con que los centros de reconocimiento médico, en medio del follón de revisar animales peligrosos y licencias de caza,  cuelen a tanto mortadelo cegato por las cuatro perras del psicotécnico, pero lo que no se va a consentir es que gente tan decrépita y desinformada campee a sus anchas por las vías públicas, como si esto fuera la pista de los carros chocones. A ver ¿Quién de estos tíos que llevan conduciendo treinta o cuarenta años, sin perder un punto, sabe reducir las emisiones contaminantes o manejar la conducción eficiente? ¿Y de las nuevas tecnología en la conducción vial?

Y así que una más para la generación del baby-boom. No ha sido suficiente en convertirnos en “Petra criada para todo” de los nietos, en ONG de auxilio familiar para los damnificados de la exitosa reforma laboral, en chufla de los aumentos de las pensiones y de copago de santa Rita rita, que ahora nos quieren hacer magra carne de cañón de las acogedoras autoescuelas. Y digo yo ¡que ya está bien de encima poner la cama!



domingo, 1 de diciembre de 2013

EL ANILLO PERDIDO Y ENCONTRADO EN EL TEMPLO

EL ANILLO PERDIDO Y ENCONTRADO EN EL TEMPLO

No es raro hallar al terminar las misas los más diversos y variopintos objetos, que se dejan olvidados entre los traqueteados bancos de nuestra iglesia. Además de los repelentes chicles pegados en los sitios más recónditos, recogemos con frecuencia paraguas y bolsos, de señora, por supuesto, que ya se sabe que los caballeros católicos practicantes no suelen ni deben realzar su presencia y elegancia con este tipo de complementos. De vez en cuando aparece también algún pendiente desorejado, cuya desdichada pérdida quedará a su afligida pareja en una soledad de por vida. Vamos haciendo también una esmerada y fina colección de brazaletes, esclavas y pulseras multicolores. Y hasta nos hemos topado con todo un tyrannosauris rex, que menudo problema nos hubiera planteado con su severa dieta carnívora si no llega a medir más de 12 centímetros y  no fuera de plástico fino.

Pero el hallazgo de esta mañana ha sido super sorprendente: un anillo de matrimonio. En un primer momento mire alrededor no fuera andar por allí el lúgubre Gollum buscando “mi tesoooro”. Después me maleé que a lo mejor alguien había buscado un método rápido y barato de anulación matrimonial, soltar de estrángilis el anillito allí donde te lo endosaron. Pero luego, con un poco más de sutileza, rebusqué en su círculo interior y junto a dos letras mayúsculas leí la fecha 1967, y entonces pasé de la broma a la emoción. ¡Cuarenta y seis años, casi las bodas de oro! ¡Cuánta vida y amor tiene amarrada esta alianza¡ me dije. Y me puse a fantasear en cuál habría sido la mirada de dicha y dulzura de su propietario en el momento que su pareja se la colocaba torpe y nerviosamente en su dedo anular; cómo la habría hecho girar inquietamente en los momentos difíciles de sus vida y la habría besado en aquellos otros en que zozobraba su matrimonio. Y al final, observándola muy despacio, me pareció la joya más deslumbrante del mundo porque en ella contemplaba el oro de  tantos matrimonios conocidos que a lo largo de los años han ido tallando y puliendo sus anillos de boda en el roce del trabajo, del sacrificio, del tesón, del gozo, de las caricias y de la fidelidad inquebrantable.

Ya lo sabes  mi  querido o querida desconocida A. o M. en la sacristía te espera tu alianza perdida,  pero no como en el caso de Jesús entre los doctores, porque de esto en concreto por lo que dice tu anillo me das sopas con honda.

             

sábado, 23 de noviembre de 2013

LA DEVASTACIÓN DE FILIPINAS. UNA MÁS.

Parecería difícil de  borrar de la retina y de la conciencia las imágenes de la catástrofe de Filipinas, pero mucho me temo que, como todas las demás, la aflicción ante este inmenso desastre que ha golpeado brutalmente a estas pobres gentes, nos dure a lo más una semana de telediarios y dos o tres campañas de solidaridad. Y es que en la etapa del proceso de selección natural que nos ha tocado en suerte la especie humana hemos devenido en el “homo adictus”, ese individuo aparentemente vivo que pasa las horas absorto ante una pantalla de plasma o de cristal táctil, suplicando ansiosamente una presencia, una emoción que le saque de la rutina, una noticia que golpee fuerte pero que, después de haber dado el subidón de la adrenalina emotiva, vaya disolviendo el dolor, como las inyecciones en las nalgas, lo más rápido posible.

Que no nos engañe su figura tierna y desprevenida de jóvenes en el parque esperando a los Mayores Gamberros, porque precisamente ese mundo en el que se abstrae y ensimisma, símbolo y suma de un sistema económico egoísta y depredador, ha creado en él unas resistentes corazas de insensibilidad que le protegen vigorosamente contra todo deseo insensato de empatizar eficazmente con las desgracias ajenas. Acostumbrados a los mazazos, sólo aprovechamos de ellos la parte de espectáculo y limosneo que nos deja una conciencia tranquila, sin que seamos capaces de percibir la responsabilidad que nos afecta en esta clase de devastaciones y de la que nos acusaron de forma tan gráfica y sentida las lágrimas de Yeb Sano, el representante filipino ante la Conferencia sobre le Calentamiento Mundial.